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sábado, 3 de diciembre de 2016
Eduardo Lagar presenta su nuevo libro: Tomasín, en lugares salvajes
El periodista Eduardo Lagar presenta el próximo viernes, día 9 de diciembre, a las 20:00h en el Club Prensa Asturiana de La Nueva España (calle Calvo Sotelo 7, Oviedo) su nuevo libro "Tomasín, en lugares salvajes", una crónica periodística editada por Cronistar.
Os transcribimos el texto que la propia editorial utiliza para presentarnos este libro:
Septiembre de 2011: hermano mata a hermano. Ese sería el final de una historia tan antigua como la humanidad si no fuera porque, en este caso, el débil acabó con el fuerte. Abel mató a Caín.
Durante cincuenta y tres días de escapada por los montes de su Tineo natal, en Asturias, Tomás Rodríguez Villar "Tomasín" se convirtió en protagonista de este drama rural. Mientras se escondía en los más profundo del monte, su súbita leyenda se acrecentaba en los medios y se levantaba una ola social de simpatía por un hombre que, según todo apuntaba, era una victima de las circunstancias. ¿O no?
Tras dos años de investigación y de la mano de testigos privilegiados, el periodista Eduardo Lagar nos sumerge en esta apasionante y minuciosa crónica para desvelarnos la verdadera naturaleza de una historia que, a pesar de ser tan antigua como la humanidad, posee muchos más matices de los que a simple vista parece y refleja una realidad ya caduca, el silencioso hundimiento de la vida rural del protagonista, un hombre al que se tragó el bosque.
Más información:
Web de Eduardo Lagar: lagardelibros
Web del libro: Tomasín, en lugares salvajes
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domingo, 16 de noviembre de 2014
Timelapse: Las Meninas de Velázquez por Eduardo Lagar
Os dejamos el timelapse homenaje a la conocida obra de Diego Velázquez, ilustrado por el periodista Eduardo Lagar:
lunes, 12 de mayo de 2014
Eduardo Lagar en Libroviedo, el próximo 16 de mayo
A las 19:00 h. en la plaza de Trascorrales, Eduardo Lagar presentará su primera novela, El Tesoro, en la XXI edición de la Feria del Libro de Oviedo que abrirá sus puertas hasta el próximo 18 de mayo en horario de lunes a viernes 11.30h. a 14.00h y de 17.00h a 21.00h. Sábado y Domingo 11 de mayo: 11.30h a 14.30h. y de 17.00h a 21.30h. y domingo 18 de mayo de 11.30 h. a 15 h.
Más información:
Más información:
- Enlace a la programación de LibrOviedo
- Enlace a la página de El Tesoro
- Y a una entrevista al autor, que publicamos el pasado mes de diciembre
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jueves, 9 de enero de 2014
Eduardo Lagar, presenta su novela "El tesoro" en Avilés
Eduardo Lagar presenta hoy a las 20:00 h. en la Casa de Cultura de Avilés su primera novela El Tesoro.
Os dejamos el enlace a la noticia publicado por La Nueva España
Más información sobre el libro: www.lagardelibros.com
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Más información sobre el libro: www.lagardelibros.com
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domingo, 22 de diciembre de 2013
Eduardo Lagar presenta "El tesoro" en Gijón el próximo 26 de diciembre
El próximo 26 de diciembre a las 20:00 horas, el periodista y escritor Eduardo Lagar presenta su primera novela "El tesoro" en la Sala Cultural Cajastur Monte de Piedad. Plaza Monte de Piedad, 2. Gijón.
Encontraréis más información sobre la novela en www.lagardelibros.com
Os dejamos el book trailer desarrollado para esta presentación:
Encontraréis más información sobre la novela en www.lagardelibros.com
Os dejamos el book trailer desarrollado para esta presentación:
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viernes, 13 de diciembre de 2013
Presentación de la novela "El Tesoro" de Eduardo Lagar en Oviedo
"Escribir es como tener una amante, o mejor dicho como tener un amor"
Eduardo Lagar
Se presentó en el Club de Prensa de la Nueva España la primera novela de Eduardo Lagar. En la presentación participaron además del autor, el editor Milio Rodríguez y el periodista Javier Cuervo.
Os dejamos el enlace a la noticia en La Nueva España y la galería de fotografías (de Miki López) del evento.
Más informacion sobre el autor y su obra en www.lagardelibros.com
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sábado, 7 de diciembre de 2013
Entrevista con Eduardo Lagar, autor de la novela "El tesoro"
El próximo 12 de diciembre se presentará en Oviedo a las 20:00 horas en el Club de Prensa Asturiana de La Nueva España, la primera novela del periodista asturiano Eduardo Lagar titulada El tesoro.
La novela en palabras de la editorial que la publica VTP es "una receta" que se se sirve "al lector en esta trama de tono disparatado es una mentira. Una ciudad entera, una población norteña y detenida en el tiempo, es cómplice de su gestación. Sus protagonistas van amasándola cuidadosamente con su ambición, sus miedos, sus envidias.
Una vieja y misteriosa historia sobre un tesoro desaparecido, propiedad de Nicolás de Castellanos, un idolatrado político y pensador local de la época de la Ilustración, pone en marcha los desvaríos y miserias de los protagonistas."
Eduardo Lagar, ha respondido amablemente a nuestras preguntas.
¿Qué tesoro quisiera que los lectores encontraran en su primera novela?
Sobre todo, el tesoro del humor, que siempre ayuda a ver las cosas de una manera más lúcida. Nunca hay que tomárselo todo muy en serio, pierdes la distancia y la realidad acaba devorándote. Te conviertes en un creyente, se te nubla la vista. Acabas siendo un talibán de ti mismo. Yo sólo pretendo que el lector se divierta, que no es poco. Una novela es un viaje, una aventura, es otra vida que te permite aligerar y enriquecer la tuya propia. No es un sermón. Los sermones provocan narcolepsia y entonces los músculos se aflojan, el libro se te cae de las manos y, si estás leyendo en la cama, te puedes sacar un ojo. “El tesoro” es una peripecia que comienza con la supuesta aparición de la gran colección de valiosísimos dibujos y grabados –perdida hace 200 años- de un tal Nicolás de Castellanos, un ilustre pensador de la época de la Ilustración al que tienen por una especie de santo laico en su ciudad natal, una pequeña población del norte donde se desarrolla la acción. Digo “supuesta” aparición de esa colección porque en esta historia hay que hacer como cuando se habla de procesos judiciales: todos los personajes implicados son “presuntos” hasta que llega la sentencia final.
La frase promocional de “El tesoro” (“¿puede una gran mentira construirse con miles de pequeñas verdades?”), ¿está basada en hechos reales?
Bueno, creo que en la vida muchas grandes mentiras, la mayoría, están construidas así. Los grandes mentirosos no son los que tratan de endosarnos las fantasías más delirantes, son los que van colándonos unos cuantos hechos reales, o al menos verosímiles, hasta que acabamos creyéndonos la trola que ellos pretenden endosarnos. Viene a ser como sumar dos más dos y que al final te salgan cinco y, además, te creas que la operación está bien hecha. Esta novela es así. O, al menos, es lo que pretendo. Es un homenaje a la mentira más verdadera. Bueno, yo creo que la mayoría de las novelas funcionan de esa manera. Son un puro engaño que se trata de hacer pasar por una realidad. Los personajes siempre son de papel, o ahora de tinta digital. Escribir novelas es mentir, ficción, fingir. Pero, paradójicamente, también es la mejor forma de decir verdades como puños.
Sí, pero en la novela aparecen personajes -algunos políticos, arquitectos, artistas- que se diría que son retratos de conocidas personas reales. ¿Cuánto hay de ficción y cuánto de realidad en “El tesoro”?
De ficción todo, de realidad casi nada. No es una novela en clave. Si acaso, un 1 por ciento de realidad. Como dicen en algunas etiquetas de las cajas de cereales: puede contener “trazas” de realidad. Pero nada más. No se puede inventar todo. La gente que aparece en las novelas suele tener dos piernas, dos brazos.... Por lo menos, la mayoría… Escribir se parece mucho a montar el monstruo de Frankenstein, vas tomando una pieza de aquí y otra de allá, una oreja de uno, una nariz de otro. Pero el resultado final, cuando sumas dos y dos, intentas que se salga cinco; todo es ficción de punta a cabo. Quizá tendría que haber incluido una advertencia, como la que salen en las películas: cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia…
Sin embargo, parece claro el paralelismo entre Nicolás de Castellanos, el propietario original del tesoro, y Gaspar Melchor de Jovellanos, que también era coleccionista de arte…
Bueno, si acaso, admito que entre Nicolás de Castellanos y Gaspar Melchor de Jovellanos hay un cierto parecido. Son gemelos univitelinos. Pero digamos que el primero, Castellanos, es el reverso tenebroso del polígrafo gijonés. De hecho, ese fue uno de los puntos de partida de la novela. En concreto fue esta pregunta: ¿Y si Jovellanos no hubiera sido la persona ejemplar que todos creemos que fue? ¿Y si de santo tuviera lo que yo de cura? Esa pregunta nació cuando vi por primera vez un cuadro de Ricardo Mojardín, un artista extraordinario. Ese cuadro al que me refiero se titula “Jovellanos” y ahora está colgado en la casa natal del ilustrado gijonés, en Cimadevilla, en Gijón. Es el mismo que pintó Goya a Jovellanos cuando éste era ministro de Gracia y Justicia y que puede contemplarse en el Museo del Prado de Madrid. Es el mismo cuadro pero sin la figura principal. Sin Jovellanos. Es la ausencia de Jovellanos. Y pese a eso, se identifica absolutamente la obra original, conduce directamente al cuadro de Goya como si fuera un enlace de Internet. Invita a pensar que las cosas pueden ser de otra manera, que no son lo que parecen.
¿Y hubo algún otro punto de arranque de la novela?
Más o menos cuando descubrí el cuadro, leí una noticia en la prensa que hablaba del supuesto hallazgo de la colección de arte Jovellanos. Un estudioso jovellanista de Gijón aseguraba haber encontrado la pista del paradero de las obras de arte que Jovellanos había coleccionado a lo largo de su vida y que habían desaparecido durante la Guerra Civil, en el asedio al cuartel de Simancas. Todo resultó un fiasco monumental, fruto al parecer de un engaño de una pandilla de conocidos bromistas locales. A partir de ahí empecé.
¿Por qué Jovellanos como trasfondo? ¿No está un poco manido el tema?
Precisamente por eso. Como está muy manido, traté de darle una vuelta. A mí me parece una personalidad deslumbrante, con una capacidad de observación envidiable y, sobre todo, con una independencia y capacidad para creer en sus propias ideas y proyectos absolutamente envidiable. Era un tipo muy libre y que, además, escribía muy bien y expresaba muy bien lo que pensaba. Escribía lo que veía, lo que estaba ante sus ojos. Que no siempre es fácil. A veces sólo vemos lo que nos han enseñado a ver. Sin embargo, a veces me parece que la sombra que proyecta Jovellanos es demasiado alargada, demasiado espesa y pesada. Hay mucha gente eclipsada por ahí. A veces da la impresión de que, en Asturias, no ha habido nadie más que haya tenido una buena idea desde la muerte de Jovellanos. Sólo hay que escuchar algunos discursos políticos. A la primera de cambio nos endosan una cita de Jovellanos y parece que en vez de un mitin estamos en una sesión de espiritismo, todo el rato invocando el espíritu del ilustrado. A Jovellanos se le ha canonizado y ha aparecido una cierta parroquia que parece todo el día orbitando en torno suyo, como un cinturón de asteroides. Pero eso no es culpa de Jovellanos, es culpa nuestra. Las devociones no son buenas para la inteligencia. No sé si hay novelas “antijovellanistas”, pero ésta, en el sentido que he dicho antes, puede ser parte de ese género.
La novela está ambientada en un periódico que se llama El Adelantado. ¿Qué relación tienen los periodistas y el tipo de periodismo que aparece en “El tesoro” con el que usted vive en su trabajo diario?
Pues lo mismo que en el caso de Castellanos y Jovellanos. El reverso tenebroso. Cuando uno trabaja en un periódico siempre tiene la verdad subida encima de la chepa, está mirándote por encima del hombro, vigilándote para que no te desvíes. Si escribes sobre un suceso, por ejemplo, un atropello, no puedes poner que la víctima vestía un pantalón blanco si llevaba unos vaqueros. Tienes que ser fiel a los detalles, fiel a lo que ves, incluso fiel a lo que crees que hay detrás, aunque aún no lo veas. Es una esclavitud, la verdad. Siempre te está haciendo desconfiar. Ya lo dice esa frase conocida sobre la profesión: “Si tu madre te dice que te quiere, verifícalo”. No te puedes salir ni un ápice de ese carril que marca la verdad porque tú estás vendiéndole a la gente es una porción de verdad, un euro de verdad o, al menos, la verdad más pura que hayas conseguido destilar con el tiempo que tienes, que siempre suele ser muy poco. En cambio, lo que te permite escribir una novela es mandar a paseo esa esclavitud y hacer lo que te da la gana y que la gente que pasea por tu novela no tenga ninguna atadura. Los personajes de “El tesoro” son todos unos mentirosos, aunque ellos mismos no lo sepan. O si lo saben, se lo callan.
El tesoro, publicado por vtp, de venta en las librerías asturianas a partir del 10 de diciembre y en www.vtpeditorial.com.
Encontraréis más información sobre el autor y su novela El tesoro en su sitio web: www.lagardelibros.com.
Crítica de María José Barroso sobre El tesoro en Las dos Castillas.
La novela en palabras de la editorial que la publica VTP es "una receta" que se se sirve "al lector en esta trama de tono disparatado es una mentira. Una ciudad entera, una población norteña y detenida en el tiempo, es cómplice de su gestación. Sus protagonistas van amasándola cuidadosamente con su ambición, sus miedos, sus envidias.
Una vieja y misteriosa historia sobre un tesoro desaparecido, propiedad de Nicolás de Castellanos, un idolatrado político y pensador local de la época de la Ilustración, pone en marcha los desvaríos y miserias de los protagonistas."
Eduardo Lagar, ha respondido amablemente a nuestras preguntas.
¿Qué tesoro quisiera que los lectores encontraran en su primera novela?
Sobre todo, el tesoro del humor, que siempre ayuda a ver las cosas de una manera más lúcida. Nunca hay que tomárselo todo muy en serio, pierdes la distancia y la realidad acaba devorándote. Te conviertes en un creyente, se te nubla la vista. Acabas siendo un talibán de ti mismo. Yo sólo pretendo que el lector se divierta, que no es poco. Una novela es un viaje, una aventura, es otra vida que te permite aligerar y enriquecer la tuya propia. No es un sermón. Los sermones provocan narcolepsia y entonces los músculos se aflojan, el libro se te cae de las manos y, si estás leyendo en la cama, te puedes sacar un ojo. “El tesoro” es una peripecia que comienza con la supuesta aparición de la gran colección de valiosísimos dibujos y grabados –perdida hace 200 años- de un tal Nicolás de Castellanos, un ilustre pensador de la época de la Ilustración al que tienen por una especie de santo laico en su ciudad natal, una pequeña población del norte donde se desarrolla la acción. Digo “supuesta” aparición de esa colección porque en esta historia hay que hacer como cuando se habla de procesos judiciales: todos los personajes implicados son “presuntos” hasta que llega la sentencia final.
La frase promocional de “El tesoro” (“¿puede una gran mentira construirse con miles de pequeñas verdades?”), ¿está basada en hechos reales?
Bueno, creo que en la vida muchas grandes mentiras, la mayoría, están construidas así. Los grandes mentirosos no son los que tratan de endosarnos las fantasías más delirantes, son los que van colándonos unos cuantos hechos reales, o al menos verosímiles, hasta que acabamos creyéndonos la trola que ellos pretenden endosarnos. Viene a ser como sumar dos más dos y que al final te salgan cinco y, además, te creas que la operación está bien hecha. Esta novela es así. O, al menos, es lo que pretendo. Es un homenaje a la mentira más verdadera. Bueno, yo creo que la mayoría de las novelas funcionan de esa manera. Son un puro engaño que se trata de hacer pasar por una realidad. Los personajes siempre son de papel, o ahora de tinta digital. Escribir novelas es mentir, ficción, fingir. Pero, paradójicamente, también es la mejor forma de decir verdades como puños.
Sí, pero en la novela aparecen personajes -algunos políticos, arquitectos, artistas- que se diría que son retratos de conocidas personas reales. ¿Cuánto hay de ficción y cuánto de realidad en “El tesoro”?
De ficción todo, de realidad casi nada. No es una novela en clave. Si acaso, un 1 por ciento de realidad. Como dicen en algunas etiquetas de las cajas de cereales: puede contener “trazas” de realidad. Pero nada más. No se puede inventar todo. La gente que aparece en las novelas suele tener dos piernas, dos brazos.... Por lo menos, la mayoría… Escribir se parece mucho a montar el monstruo de Frankenstein, vas tomando una pieza de aquí y otra de allá, una oreja de uno, una nariz de otro. Pero el resultado final, cuando sumas dos y dos, intentas que se salga cinco; todo es ficción de punta a cabo. Quizá tendría que haber incluido una advertencia, como la que salen en las películas: cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia…
Sin embargo, parece claro el paralelismo entre Nicolás de Castellanos, el propietario original del tesoro, y Gaspar Melchor de Jovellanos, que también era coleccionista de arte…
Bueno, si acaso, admito que entre Nicolás de Castellanos y Gaspar Melchor de Jovellanos hay un cierto parecido. Son gemelos univitelinos. Pero digamos que el primero, Castellanos, es el reverso tenebroso del polígrafo gijonés. De hecho, ese fue uno de los puntos de partida de la novela. En concreto fue esta pregunta: ¿Y si Jovellanos no hubiera sido la persona ejemplar que todos creemos que fue? ¿Y si de santo tuviera lo que yo de cura? Esa pregunta nació cuando vi por primera vez un cuadro de Ricardo Mojardín, un artista extraordinario. Ese cuadro al que me refiero se titula “Jovellanos” y ahora está colgado en la casa natal del ilustrado gijonés, en Cimadevilla, en Gijón. Es el mismo que pintó Goya a Jovellanos cuando éste era ministro de Gracia y Justicia y que puede contemplarse en el Museo del Prado de Madrid. Es el mismo cuadro pero sin la figura principal. Sin Jovellanos. Es la ausencia de Jovellanos. Y pese a eso, se identifica absolutamente la obra original, conduce directamente al cuadro de Goya como si fuera un enlace de Internet. Invita a pensar que las cosas pueden ser de otra manera, que no son lo que parecen.
¿Y hubo algún otro punto de arranque de la novela?
Más o menos cuando descubrí el cuadro, leí una noticia en la prensa que hablaba del supuesto hallazgo de la colección de arte Jovellanos. Un estudioso jovellanista de Gijón aseguraba haber encontrado la pista del paradero de las obras de arte que Jovellanos había coleccionado a lo largo de su vida y que habían desaparecido durante la Guerra Civil, en el asedio al cuartel de Simancas. Todo resultó un fiasco monumental, fruto al parecer de un engaño de una pandilla de conocidos bromistas locales. A partir de ahí empecé.
¿Por qué Jovellanos como trasfondo? ¿No está un poco manido el tema?
Precisamente por eso. Como está muy manido, traté de darle una vuelta. A mí me parece una personalidad deslumbrante, con una capacidad de observación envidiable y, sobre todo, con una independencia y capacidad para creer en sus propias ideas y proyectos absolutamente envidiable. Era un tipo muy libre y que, además, escribía muy bien y expresaba muy bien lo que pensaba. Escribía lo que veía, lo que estaba ante sus ojos. Que no siempre es fácil. A veces sólo vemos lo que nos han enseñado a ver. Sin embargo, a veces me parece que la sombra que proyecta Jovellanos es demasiado alargada, demasiado espesa y pesada. Hay mucha gente eclipsada por ahí. A veces da la impresión de que, en Asturias, no ha habido nadie más que haya tenido una buena idea desde la muerte de Jovellanos. Sólo hay que escuchar algunos discursos políticos. A la primera de cambio nos endosan una cita de Jovellanos y parece que en vez de un mitin estamos en una sesión de espiritismo, todo el rato invocando el espíritu del ilustrado. A Jovellanos se le ha canonizado y ha aparecido una cierta parroquia que parece todo el día orbitando en torno suyo, como un cinturón de asteroides. Pero eso no es culpa de Jovellanos, es culpa nuestra. Las devociones no son buenas para la inteligencia. No sé si hay novelas “antijovellanistas”, pero ésta, en el sentido que he dicho antes, puede ser parte de ese género.
La novela está ambientada en un periódico que se llama El Adelantado. ¿Qué relación tienen los periodistas y el tipo de periodismo que aparece en “El tesoro” con el que usted vive en su trabajo diario?
Pues lo mismo que en el caso de Castellanos y Jovellanos. El reverso tenebroso. Cuando uno trabaja en un periódico siempre tiene la verdad subida encima de la chepa, está mirándote por encima del hombro, vigilándote para que no te desvíes. Si escribes sobre un suceso, por ejemplo, un atropello, no puedes poner que la víctima vestía un pantalón blanco si llevaba unos vaqueros. Tienes que ser fiel a los detalles, fiel a lo que ves, incluso fiel a lo que crees que hay detrás, aunque aún no lo veas. Es una esclavitud, la verdad. Siempre te está haciendo desconfiar. Ya lo dice esa frase conocida sobre la profesión: “Si tu madre te dice que te quiere, verifícalo”. No te puedes salir ni un ápice de ese carril que marca la verdad porque tú estás vendiéndole a la gente es una porción de verdad, un euro de verdad o, al menos, la verdad más pura que hayas conseguido destilar con el tiempo que tienes, que siempre suele ser muy poco. En cambio, lo que te permite escribir una novela es mandar a paseo esa esclavitud y hacer lo que te da la gana y que la gente que pasea por tu novela no tenga ninguna atadura. Los personajes de “El tesoro” son todos unos mentirosos, aunque ellos mismos no lo sepan. O si lo saben, se lo callan.
El tesoro, publicado por vtp, de venta en las librerías asturianas a partir del 10 de diciembre y en www.vtpeditorial.com.
Encontraréis más información sobre el autor y su novela El tesoro en su sitio web: www.lagardelibros.com.
Crítica de María José Barroso sobre El tesoro en Las dos Castillas.
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sábado, 30 de noviembre de 2013
Book trailer de "El tesoro", de Eduardo Lagar
Dentro del proyecto de promoción de la novela "El tesoro" del periodista asturiano Eduardo Lagar os presentamos el book trailer que hemos desarrollado para anunciar el lanzamiento del libro y la fecha de la primera presentación que tendrá lugar en Oviedo.
Dado que el epicentro de la trama sucede en un diario -EL ADELANTADO- y teniendo en cuenta que el argumento surgió a partir de una noticia de prensa hemos querido darle un tono que nos acerque a ese ecosistema tan particular y específico a través de una "lectura" a volapie de momentos que encontraremos a lo largo de la lectura de "El tesoro".

Aquí tenéis el vídeo (como siempre, se verá mejor a pantalla completa):
miércoles, 27 de noviembre de 2013
Eduardo Lagar, la novela "El tesoro", el lagar de libros y su logotipo
El tesoro, es la primera novela del periodista asturiano Eduardo Lagar publicada por VTP editorial. Para la promoción del libro se creó la web www.lagardelibros.com, donde el público encontrará información sobre el autor, la sinopsis, la gestación de la trama...
Queremos presentaros hoy el logotipo que hemos preparado para el proyecto de comunicación.
Hemos extraído la relación gráfica entre estos conceptos: Lagar apellido, llagar, lugar, libros, imprenta, tórculo, impresión.
Partiendo de las definiciones analizamos la palabra lagar:
Según la Wikipedia: "Es el recipiente donde se pisa o prensa la uva para obtener el mosto, separando el hollejo de la pulpa y, por extensión, el edificio donde se guarda dicha prensa. El edificio suele disponer de una cueva utilizada como bodega que guarda el vino habitualmente en grandes tinajas. Existe una entrada para descargar directamente la uva traída desde el majuelo. Es una construcción típica de La Mancha, interior de Andalucía y Extremadura.” Aunque aquí somos más de sidra… también usamos un llagar para mayar.
La palabra imprenta para la Wikipedia:
"La imprenta es un método mecánico de reproducción de textos e imágenes sobre papel o materiales similares, que consiste en aplicar una tinta, generalmente oleosa, sobre unas piezas metálicas (tipos) para transferirla al papel por presión. Aunque comenzó como un método artesanal, supuso la primera revolución cultural."
Después la relación: ambos mecanismos son una prensa, así que podría ése podría ser el elemento que definiera la identidad. Esa prensa generaría libros gracias a las letras de Lagar de libros hasta obtener el producto final, el libro.
Quedaba por último elegir la tipografía, una Ibarra Real, en la versión distribuida por Unos tipos duros. La intención contniuar el homenaje a la imprenta y por tanto al libro que representa esta familia tipografica gracias a José María Ribagorda (1)
"La Ibarra Real –recoge la Wikipedia– es una familia tipográfica diseñada y grabada por el grabador Jerónimo Antonio Gil (1732–1798) con el auxilio del calígrafo Francisco Javier de Santiago Palomares. Fue seleccionada por Joaquín Ibarra para su edición de El Quijote de 1780, encargada por la Real Academia Española."
(1)José María Ribagorda al frente de la Calcografía Nacional, con motivo del cuarto centenario del Quijote consigue recuperar la fuente Ibarra Real en formato Opentype. con una familia de 4 fuentes: redonda, italic, seminegra y seminegra italic. La redonda incorpora versalitas reales y viñetas producidas por varios autores: Manuel Álvarez Junco, Andreu Balius, Didac Ballester, Paco Bascuñan, José María Cerezo, Alberto Corazón, Oyer Corazón, Pablo Cosgaya, Rubén Fontana, Javier García del Olmo, José Gil Nogués, Pepe Gimeno, Fernando Gutiérrez, Juan Martínez, Laura Messeguer, Juan Antonio Moreno, Juan Nava, Miguel Ochando, Josep Patau, Alejandro Paul, Marc Salinas, Emilio Torné, Alex Trochut y Roberto Turégano.
Queremos presentaros hoy el logotipo que hemos preparado para el proyecto de comunicación.
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Inverso del logotipo Lagar de libros. |
Partiendo de las definiciones analizamos la palabra lagar:
Según la Wikipedia: "Es el recipiente donde se pisa o prensa la uva para obtener el mosto, separando el hollejo de la pulpa y, por extensión, el edificio donde se guarda dicha prensa. El edificio suele disponer de una cueva utilizada como bodega que guarda el vino habitualmente en grandes tinajas. Existe una entrada para descargar directamente la uva traída desde el majuelo. Es una construcción típica de La Mancha, interior de Andalucía y Extremadura.” Aunque aquí somos más de sidra… también usamos un llagar para mayar.
La palabra imprenta para la Wikipedia:
"La imprenta es un método mecánico de reproducción de textos e imágenes sobre papel o materiales similares, que consiste en aplicar una tinta, generalmente oleosa, sobre unas piezas metálicas (tipos) para transferirla al papel por presión. Aunque comenzó como un método artesanal, supuso la primera revolución cultural."
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Logotipo Lagar de libros |
Después la relación: ambos mecanismos son una prensa, así que podría ése podría ser el elemento que definiera la identidad. Esa prensa generaría libros gracias a las letras de Lagar de libros hasta obtener el producto final, el libro.
Quedaba por último elegir la tipografía, una Ibarra Real, en la versión distribuida por Unos tipos duros. La intención contniuar el homenaje a la imprenta y por tanto al libro que representa esta familia tipografica gracias a José María Ribagorda (1)
"La Ibarra Real –recoge la Wikipedia– es una familia tipográfica diseñada y grabada por el grabador Jerónimo Antonio Gil (1732–1798) con el auxilio del calígrafo Francisco Javier de Santiago Palomares. Fue seleccionada por Joaquín Ibarra para su edición de El Quijote de 1780, encargada por la Real Academia Española."
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